Besos bajo manta
Estoy cansada, desanimada, triste.
Te escribo estas líneas entre lágrimas para decirte que todo se ha acabado; también porque soy incapaz de hacerlo cara a cara. Espero que no me odies, ni me juzgues, pero las razones son muy fuertes; te quiero demasiado, sé que al final acabarán o acabaremos haciéndonos daño; y me duele el sólo hecho de pensarlo.
Nuestra vida no existe, únicamente son recuerdos escondidos bajo la coraza infranqueable del arraigo; demasiado pesada para soportarla, por tu empeño en esconderte bajo ella, y hacer que yo permanezca a la sombra de tu propio engaño.

No soporto más mentiras, falsas sonrisas, cuentos, excusas o llantos acallados en mi habitación; no comprender la razón de por qué esto es así: cuál es el motivo de que con sólo diecisiete años, me nieguen la forma de vivir que yo he elegido; y lo que es aún peor, me la niegues tú; la única persona que ha tenido la desfachatez de llamarme «amor», pero de hacerlo sólo cuando nadie escuchaba, para ocultar algo que no es horrible, simplemente inaceptado.
No quiero compartir más almohadas clandestinas, besos bajo manta o sutiles caricias; no de esta manera.
Perdóname; no puedo seguir amando a una mujer que no acepta lo que es; que no muestra la valentía de enfrentarse al mundo y decir a plena voz y sin miedo que su lucha es suya, y de nadie más.
Te escribo estas líneas entre lágrimas para decirte que todo se ha acabado; también porque soy incapaz de hacerlo cara a cara. Espero que no me odies, ni me juzgues, pero las razones son muy fuertes; te quiero demasiado, sé que al final acabarán o acabaremos haciéndonos daño; y me duele el sólo hecho de pensarlo.
Nuestra vida no existe, únicamente son recuerdos escondidos bajo la coraza infranqueable del arraigo; demasiado pesada para soportarla, por tu empeño en esconderte bajo ella, y hacer que yo permanezca a la sombra de tu propio engaño.

No soporto más mentiras, falsas sonrisas, cuentos, excusas o llantos acallados en mi habitación; no comprender la razón de por qué esto es así: cuál es el motivo de que con sólo diecisiete años, me nieguen la forma de vivir que yo he elegido; y lo que es aún peor, me la niegues tú; la única persona que ha tenido la desfachatez de llamarme «amor», pero de hacerlo sólo cuando nadie escuchaba, para ocultar algo que no es horrible, simplemente inaceptado.
No quiero compartir más almohadas clandestinas, besos bajo manta o sutiles caricias; no de esta manera.
Perdóname; no puedo seguir amando a una mujer que no acepta lo que es; que no muestra la valentía de enfrentarse al mundo y decir a plena voz y sin miedo que su lucha es suya, y de nadie más.
Comentarios
Besos.
Besicos
Muy bueno. Saludos.
Saludos y gracias por dedicarme un minuto.
Abrazos.
y la incomprensión de tantos..
Me ha gustado la actualidad de tu escrito.
Un beso Oscar
Me ha gustado.
Un saludo
Tema que ya no debería provocar síntomas de vergüenza o temor,pues son actuales y parece que están asumidos...
Pero claro, luego está el hecho de vivirlos y aceptar que no se es como la gran mayoría y sin embargo normal...
Debe ser duro hasta que se acepte,se asuma y se viva plenamente feliz con ello.
Muy bueno y estupendamente escrito.
Un besazo.
Volveré.
Un abrazo
Un beso.
Besitos