Luna sobre el asfalto (parte III)
Antes de continuar, te recomiendo leer la primera y segunda parte, no te arrepentirás. Si ya la leíste, adelante...
Se querían, se profesaban un cariño rayano en devoción. No eran sólo una pareja más, se decían, eran 'la pareja'. A pesar del tiempo juntos su amor no se había desgastado; no hacían planes, solamente vivir y quererse.
Pero Sandra no quería vivir; no así.
La vida se le escapó del alma al tiempo que había perdido la voz de su Elías; las lágrimas derramadas por sus ojos eran un ínfimo escaparate de sus sentimientos, eran la punta de un iceberg de pena infinito; deseaba dormirse, cerrar los ojos y no volver a abrirlos; no sin él.
No quería soltar el teléfono; se negaba a colgar porque la esperanza es la última en abandonar el barco; pero a pesar de su insistencia lo único que podía escuchar era una cruel melodía de fondo burlándose de la suerte que les había deparado el traicionero destino: Don´t Cry de 'Guns & Roses'.
-Elías, por favor, ¡háblame! díme algo, por favor, no me dejes sola...
no puedes hacerme esto... no puedes.
No había lágrimas en el mundo para expresar lo que sentía; sollozaba y gritaba en un intento por hacerle despertar y volver a oír la voz que tanto echaba de menos.
-Por favor, por favor, despierta, díme algo... amor mío, eres muy fuerte, eres el chico más fuerte del mundo, ¡Elías!, no te rindas... ¡no te rindas!
La suave y fría brisa acariciaba el rostro de Elías mientras una lágrima se deslizaba recorriendo cada poro de un rostro golpeado por la mala suerte de estar donde no debía, en un momento inoportuno.
Su brazo aún permanecía en la misma postura; el auricular seguía posado sobre su oído, testigo del despiadado devenir, emitiendo la voz atormentada de Sandra hacia una consciencia moribunda, paralizada e impotente que escuchaba sin poder reaccionar; sin poder hablar y expresar que su mente aún seguía luchando, pero su cuerpo se estaba quedando sin fuerzas y cedía inexorablemente.
Elías era la cara misma de la angustia; callado, escuchando, llorando el desconsuelo de Sandra que al otro lado de la línea pedía a Dios clemencia. El corazón de ambos latía al son de una despiadada entonación que marcaba los pasos hacia un final inmerecido: los últimos latidos de él, las últimas esperanzas de ella.
Y todo se apagó.
Un macabro silencio se apoderó de aquel paraje sombrío, cuya belleza quedaría grabada en las retinas de ese momento aciago, congelada por el frío viento y la llegada de un fantasma con guadaña.
Y sucedió que el gris plateado de la carretera se tornó en tonalidades ambarinas que acudían para prestar un último soplo de vida a ese cuerpo tendido y rendido a su destino.
La clemencia había sido concedida en forma de ambulancia; llegaba la caballería y una nueva esperanza surgió para expulsar a la muerte que ya se batía en retirada.
Elías respiró, recibió calor y vida; su mente despertó dirigiendo la mirada hacia una Sandra ausente y abatida; y cuando por fin su cuerpo fue capaz de reaccionar dijo: Decidle a Sandra que la quiero, decidle a Sandra que estoy vivo.
Pero Sandra no quería vivir; no así.
La vida se le escapó del alma al tiempo que había perdido la voz de su Elías; las lágrimas derramadas por sus ojos eran un ínfimo escaparate de sus sentimientos, eran la punta de un iceberg de pena infinito; deseaba dormirse, cerrar los ojos y no volver a abrirlos; no sin él.
No quería soltar el teléfono; se negaba a colgar porque la esperanza es la última en abandonar el barco; pero a pesar de su insistencia lo único que podía escuchar era una cruel melodía de fondo burlándose de la suerte que les había deparado el traicionero destino: Don´t Cry de 'Guns & Roses'.
-Elías, por favor, ¡háblame! díme algo, por favor, no me dejes sola...
no puedes hacerme esto... no puedes.
No había lágrimas en el mundo para expresar lo que sentía; sollozaba y gritaba en un intento por hacerle despertar y volver a oír la voz que tanto echaba de menos.
-Por favor, por favor, despierta, díme algo... amor mío, eres muy fuerte, eres el chico más fuerte del mundo, ¡Elías!, no te rindas... ¡no te rindas!
La suave y fría brisa acariciaba el rostro de Elías mientras una lágrima se deslizaba recorriendo cada poro de un rostro golpeado por la mala suerte de estar donde no debía, en un momento inoportuno.
Su brazo aún permanecía en la misma postura; el auricular seguía posado sobre su oído, testigo del despiadado devenir, emitiendo la voz atormentada de Sandra hacia una consciencia moribunda, paralizada e impotente que escuchaba sin poder reaccionar; sin poder hablar y expresar que su mente aún seguía luchando, pero su cuerpo se estaba quedando sin fuerzas y cedía inexorablemente.
Elías era la cara misma de la angustia; callado, escuchando, llorando el desconsuelo de Sandra que al otro lado de la línea pedía a Dios clemencia. El corazón de ambos latía al son de una despiadada entonación que marcaba los pasos hacia un final inmerecido: los últimos latidos de él, las últimas esperanzas de ella.
Y todo se apagó.
Un macabro silencio se apoderó de aquel paraje sombrío, cuya belleza quedaría grabada en las retinas de ese momento aciago, congelada por el frío viento y la llegada de un fantasma con guadaña.
Y sucedió que el gris plateado de la carretera se tornó en tonalidades ambarinas que acudían para prestar un último soplo de vida a ese cuerpo tendido y rendido a su destino.

La clemencia había sido concedida en forma de ambulancia; llegaba la caballería y una nueva esperanza surgió para expulsar a la muerte que ya se batía en retirada.
Elías respiró, recibió calor y vida; su mente despertó dirigiendo la mirada hacia una Sandra ausente y abatida; y cuando por fin su cuerpo fue capaz de reaccionar dijo: Decidle a Sandra que la quiero, decidle a Sandra que estoy vivo.
Comentarios
Gracias por leer las anteriores partes, y gracias por vuestros comentarios, entre tod@s habéis hecho vivir a Elías.
Saludos
Me ha encantado...Sigue escribiendo historias que emocionen.
Muchos besos.
Te felicito por este arte, talento que tienes, y repito estoy emocionada de la historia
¿cuando la proxima?
esta noche voy a leerla otra vez
Ana, gracias por tu paciencia, me gusta escribir este tipo de historias.
"el piano", no sé qué decir, estoy abrumado, me alegro de que te haya gustado tanto.
Un besazo
Besicos
GRACIAS A TÍ; UN PLACER.
UN BESO
Besos
María, encantado de que te guste mi blog, no tengo la aplicación porque se queda descuadrada y no me gusta, pero puedes hacerte seguidora desde el escritorio en el panel de tu blog, en la pestaña "blogs que sigo", pinchas en añadir y pones mi dirección http://ciudadcolmena.blogspot.com
Besos
Me has acongojado durante un rato pero luego he respirato tranquilo.
Muy intersante la historia y tub blog.
Un abrazo,
Esteban
Arrgggggggg... te mato. :@
Chapeau!!, mon amí. Sigue así.
Pdta.: Puedo sugerir algo de sexo, para la próxima?? JAJAJA
Saludos;
Esteban, a veces los finales trágicos son más interesantes, aunque este caso no es uno de ellos :p
Touché, de eso se trataba jaja. A ver si me viene la inspiración libidinosa y escribo uno sobre sexo ;)
Saludos
Aunque he de reconocer que antes de leer el ultimísimo final, me había parecido que sí lo habías hecho...¡aynssss, qué pená sentía ya!
En fin has hecho un final feliz muy digno, muy bien escrito.Me has mantenido alerta todo el tiempo y unas lagrimillas estan preparadas para salir.Ufff, menos mal que triunfa el amor y la vida, que es lo que más me gusta.
Creo que no hemos sido muy just@s y te hemos puesto contra la pared al decidir el final.
¡Me encanta!
Besos, escritor.
Besitos desde la brisa...también del sur, por supuesto.
un beso
sí, de vez en cuando va bien que nos mientan, lo malo es cuando te das el batacazo con la realidad...
Lo bueno de los finales felices, es que suceden...
Un beso.
Saludos.
un beso.
Un beso Oscar
De todas formas, he de admitir que quizás ese empujoncito que faltaba me lo disteis con los comentarios, porque al fin y al cabo, los lectores son parte de un blog.
Aún así creo que aunque nadie me hubiese sugerido que no lo matase, igualmente hubiese sido incapaz, porque el propio relato pedía que fuese así.
Un Abrazo.
Besos!!
Muchso besos
A propósito del concurso de 1 año 1 post, te conocí. Dirijo poesiamas.net, que es una revista de narrativa y poesía. Si te apetece algún día publicar allí -creo que te gustará- estás invitado. Tan solo te registras y publicas, es muy sencillo.
Y enhorabuena por el blog, los relatos atrapan.
Un saludo,
Julio.
Perdida, Gracias!!!
Impresiones, el amor es algo tan fuerte que pocas cosas pueden con él.
Adnama, gracias a ti también!!
Mixha, lo bueno de las historias en varias partes es la intriga :P
Julio, gracias por la invitación, es todo un honor. A ver si saco algo de tiempo y participo.
THEbatzuk, tienes las puertas de esta ciudad abiertas para cuando quieras visitarla.
Saludos