Sumido en tu noche (parte II)
...Finalmente, apretando sus nalgas con fuerza levanté su cuerpo, ella me abrazó con brazos y piernas quedando suspendida a la altura justa para que pudiese sentir mi leve y rítmico roce en su clítoris, ahora desarmado; despojado; húmedo; tembloroso... y aún con los ojos tapados le susurré al oído: Guíame...
Esa palabra: Guíame; susurrada suavemente al tiempo que mis labios rozaban el lóbulo de su oreja, fue el mecanismo que activó todo el engranaje de su cuerpo y lo prendió con una llama que pude sentir en mi oído en forma de leve gemido.
Tensó sus brazos alrededor de mi cuello y presionó aún más las piernas en ese delicioso abrazo, moviéndose rítmicamente arriba y abajo con la respiración agitada y los ojos cerrados. Sin decir una sola palabra continuó así mientras abría la boca más y dejaba escapar agitadas exhalaciones.
Inspiró profundamente; contuvo el aire; apoyó la cabeza en mi hombro y siguió presionando su cuerpo contra mí con todas sus fuerzas, al tiempo que soltaba un delirante jadeo entrecortado.
Tanto tiempo llevaba imaginando esa escena que no pudo ni quiso contenerse, explotando en un inmenso orgasmo con el solo roce de su empapado clítoris en mí.
Sentir lo que estaba sucediendo con los ojos tapados por aquel pañuelo no hizo más que aumentar mis deseos de tumbarla en cualquier lugar y desahogar toda la tensión que estaba acumulando desde hacía largo rato; tras recuperarse me guió lentamente mientras disfrutaba de mis labios e introducía su lengua ávida de la mía hasta que me dijo: puedes dejarme caer, hemos llegado a mi cama.
De un leve impulso la dejé caer hacia atrás escuchando cómo su cuerpo rebotaba sobre el firme colchón y me quité el pañuelo disfrutando de una visión mil veces fantaseada; tumbada, desnuda, con sus ojos puestos en mis caderas y esperando deseosa que me abalanzase sobre la cama; me deslicé recorriendo toda su piel desde abajo, agarré sus muñecas levantando sus brazos sobre nuestras cabezas mientras me dejaba caer en su cuerpo, abriendo sus piernas con las mías e introduciéndome en ella cen-tí-me-tro a cen-tí-me-tro con una embestida que la hizo gritar en una explosión de calor y placer.
Y así permaneció, sin el más mínimo pudor exigiendo que continuase; mordiéndome todo cuanto encontraban sus labios en cada movimiento de mi pelvis... suspirando... gimiendo... gritando...
porque yo continuaba con sus manos sujetas, con fuerza, haciéndola experimentar el gozo de sentirse indefensa y totalmente sumisa.
Con todo mi cuerpo sobre el suyo podía notar en cada poro de mi piel cómo su temperatura iba en aumento, sus pezones acariciando mi torso, mis labios en su cuello... su cara... su barbilla... inspirando su excitada respiración; para terminar comiendo de sus labios y su lengua.
Entre gemido y gemido me susurraba al oído: me estás matando.
Follamos incansables perdiendo la noción del tiempo; comiéndonos y bebiéndonos las vidas; gritándonos las ganas que habíamos acumulado a lo largo de tanto tiempo...
Una fina capa de sudor comenzaba a perlar nuestra piel; exhaustos de sexo, jadeos, roces, torsiones y distorsiones de nuestra nublada lascivia en aquella cama con las sábanas arrugadas y los muelles cansados; seguía repitiendo: me estás matando; no pares... y el candente movimiento de nuestros cuerpos perfectamente acoplados continuó porque ninguno de los dos quería cesar en aquella locura, hasta que su respiración se volvió más rítmica... sus ojos se cerraron... apretó los labios... entrelazó sus dedos con los míos y al final, cuando sus músculos se tensaron para dar rienda suerta al clímax... me detuve y le dije: ahora voy a hacer lo que quiera contigo; y relamiéndose los labios, con una sonrisa complacida me respondió: eres un cabrón.
...y comenzábamos de nuevo con un ritmo pausado el húmedo y suave roce al penetrar todo mi ser entre sus piernas...
Sexo, sólo sexo y placer como chicos malos, mientras desde la pared nos observaban los retratos de su vida de chica buena.
Esa palabra: Guíame; susurrada suavemente al tiempo que mis labios rozaban el lóbulo de su oreja, fue el mecanismo que activó todo el engranaje de su cuerpo y lo prendió con una llama que pude sentir en mi oído en forma de leve gemido.
Tensó sus brazos alrededor de mi cuello y presionó aún más las piernas en ese delicioso abrazo, moviéndose rítmicamente arriba y abajo con la respiración agitada y los ojos cerrados. Sin decir una sola palabra continuó así mientras abría la boca más y dejaba escapar agitadas exhalaciones.
Inspiró profundamente; contuvo el aire; apoyó la cabeza en mi hombro y siguió presionando su cuerpo contra mí con todas sus fuerzas, al tiempo que soltaba un delirante jadeo entrecortado.
Tanto tiempo llevaba imaginando esa escena que no pudo ni quiso contenerse, explotando en un inmenso orgasmo con el solo roce de su empapado clítoris en mí.
Sentir lo que estaba sucediendo con los ojos tapados por aquel pañuelo no hizo más que aumentar mis deseos de tumbarla en cualquier lugar y desahogar toda la tensión que estaba acumulando desde hacía largo rato; tras recuperarse me guió lentamente mientras disfrutaba de mis labios e introducía su lengua ávida de la mía hasta que me dijo: puedes dejarme caer, hemos llegado a mi cama.
De un leve impulso la dejé caer hacia atrás escuchando cómo su cuerpo rebotaba sobre el firme colchón y me quité el pañuelo disfrutando de una visión mil veces fantaseada; tumbada, desnuda, con sus ojos puestos en mis caderas y esperando deseosa que me abalanzase sobre la cama; me deslicé recorriendo toda su piel desde abajo, agarré sus muñecas levantando sus brazos sobre nuestras cabezas mientras me dejaba caer en su cuerpo, abriendo sus piernas con las mías e introduciéndome en ella cen-tí-me-tro a cen-tí-me-tro con una embestida que la hizo gritar en una explosión de calor y placer.
Y así permaneció, sin el más mínimo pudor exigiendo que continuase; mordiéndome todo cuanto encontraban sus labios en cada movimiento de mi pelvis... suspirando... gimiendo... gritando...
porque yo continuaba con sus manos sujetas, con fuerza, haciéndola experimentar el gozo de sentirse indefensa y totalmente sumisa.
Con todo mi cuerpo sobre el suyo podía notar en cada poro de mi piel cómo su temperatura iba en aumento, sus pezones acariciando mi torso, mis labios en su cuello... su cara... su barbilla... inspirando su excitada respiración; para terminar comiendo de sus labios y su lengua.
Entre gemido y gemido me susurraba al oído: me estás matando.
Follamos incansables perdiendo la noción del tiempo; comiéndonos y bebiéndonos las vidas; gritándonos las ganas que habíamos acumulado a lo largo de tanto tiempo...
Una fina capa de sudor comenzaba a perlar nuestra piel; exhaustos de sexo, jadeos, roces, torsiones y distorsiones de nuestra nublada lascivia en aquella cama con las sábanas arrugadas y los muelles cansados; seguía repitiendo: me estás matando; no pares... y el candente movimiento de nuestros cuerpos perfectamente acoplados continuó porque ninguno de los dos quería cesar en aquella locura, hasta que su respiración se volvió más rítmica... sus ojos se cerraron... apretó los labios... entrelazó sus dedos con los míos y al final, cuando sus músculos se tensaron para dar rienda suerta al clímax... me detuve y le dije: ahora voy a hacer lo que quiera contigo; y relamiéndose los labios, con una sonrisa complacida me respondió: eres un cabrón.
...y comenzábamos de nuevo con un ritmo pausado el húmedo y suave roce al penetrar todo mi ser entre sus piernas...
Sexo, sólo sexo y placer como chicos malos, mientras desde la pared nos observaban los retratos de su vida de chica buena.
Comentarios
Besos.
Me has dejado sin palabras...
Muchos besos y feliz finde.
;D
Buen fin de semana.
Por cierto te deseo lo mismo que tu finde sea cálido...
Besitos
Y mira que me porto Bien siempre (soy una chica buena), peeeeero...
Como ni siquiera puedo escribir, me conformo con leer (y tengo pendiente un relato para Letras sensuales, pero no me sale nada)
Besitos ardientes y feliz finde
Un saludo.
besicos
P.D la calidad de mi blog no son las letras que yo pongo, si no los lectores que tengo, no lo olvides...
Un beso.
Un beso!
Besos, y buen fin de semana.
:P
Besos :)
Lo escribes muy bien, supongo que tambien lo haras bien.
no tengo blog, porque no sé escibir cosas tan bellas... pero me gusta pasear por estos blogs leyendolos y disfrutando-
Un beso
Querido Oscar, te remito a un relato del género que tengo publicado en http://www.predicado.com/leer/articulo/198909.html
Me gustaría que me dieras tu opinión. Para los que nos dedicamos a esto de escribir, tocar el erotismo no es nada fácil, al menos así lo veo yo. Por eso, me encantaría que me dijeras algo
Un abrazo.
estimulante escrito..
Un beso y buen finde para vos también..
un placer! salu2
Por cierto, pásate por mi blog y lee la última entrada :)
Cómo no!
Y es que ser niña buena está muy bien, pero ser mala, es muchísimo mejor, sin duda.
Buenísima frase, la última!!
Oscar, un relato (I y II) tremendo y de alto voltaje.
Un beso...
Un beso.
Como debe ser Ayla.
Esther, pasaré por la web para leerlo, seguro que está genial.
Reina, eres una chica buena?? de vez en cuando hay que ser mala tambien :p
En ese momento se pierde la nocion de todo Borderline : )
Belén, sin la calidad de tus letras, no habría lectores para leerlas.
Gracias Meriem, es todo un halago.
Jezabel, no me digas esas cosas que me enciendo, ya sabes que mi mente no piensa nada bueno... jeje
Muchas gracias Lorena.
Marcela, en ese aspecto todas las chicas son buenas jeje.
Gracias pati, a mi me encantaría que me lo dijeras :p
Eso es el calor que hace Yurena jeje.
Me alegro de que te haya gustado Diana, ya sabes donde me tienes siempre que quieras.
Respira despe jeje.
Muchas gracias Castrodorrey, lo leí y la verdad es que no tiene ni pizca de desperdicio, mi ordenador casi se quema cuando lo leí jeje. Muy interesante, con mucho desparpajo y sin tapujos, me gustó bastante. Eres bastante bueno escribiendo.
Gracias Lucina, estimulante...
Me alegro Yopopolin, ya sabes que siempre serás bienvenido aquí.
Muchas muchas gracias de nuevo María, voy ahora mismo a ponerlo en el lateral de mi blog para que todos lo vean.
Cris, siempre es buen momento jeje.
Gracias eli.
Lasosita, las niñas buenas tienen su punto, pero las malas...
Gracias Mi enemiga, encantado de tenterte por aquí.
Ana, hubieses pasado un fin de semana un poco más calentito jeje.
Rakel, me gusta más la segunda opción, así que la próxima vez ya sabes :p
Besos y abrazos.
Yo también te seguiré
Un café??
P.D: con agua helada :S
Por cierto, aprovecho para invitarte a ti y a todos tus lectores a visitar (y leer) mi diario:El Diario de Adán.
Un saludo y gracias por escribir así.
Adán.
Una buena duchita fria no viene mal en estos casos moni jeje.
Muy interesante tu blog Adán y con un diseño fabuloso.
Un Abrazo
Nada, ni caso, enhorabuena por el texto ;)
Un saludo y gracias por tu visita.
un besito!
¡Y claro que el clítoris se lubrica! No olvidemos que no es un órgano independiente....jejeje...forma parte de ese maravilloso sexo femenino, y como tal, funciona en relación. (Vamos, digo yo)
Excelente narración, no me canso de decirlo. Y hace falta que se hable de ello, sin que los de falsa moral lo estropeen, con aquellas palabras que terminan en "ismos", ni historias parecidas.
Creo que todos me entienden...y hago extensiva mi invitación a http://www.predicado.com/leer/articulo/198909.html y pido disculpas por mi falta de tacto en el comentario anterior. Que igual la gente que entró por aquí, se pensó que era solo para el dueño del blog...jejejeje...perdona que me haga publicidad, querido Oscar...gracias de nuevo por tu gran relato, y afectuosos saludos.
Lo que sí es verdad es que yo odio las siestas jeje.
Gracias por tu comentario guapa. Un besito.
Castrodorrey, sabes que siempre es un honor recibir un comentario tuyo; nunca tienes falta de tacto, al contrario!!
Y para darte un poco más de publicidad, animo a TODOS a leer tu relato, porque yo lo leí y es absolutamente recomendable.
Gracias a tí por leerme.
Un abrazo
Besosss.
Entré de casualidad... y me encantó... mucha pasión, es mi sensación.
Un beso.