Alicia
1. El nacimiento del niño robot.
2. El despertar de un monstruo.
3. La sala de los juguetes.
4. Alicia
Alicia caminaba por la calle absorta en sus pensamientos cuando notó que algo le cubría su boca y nariz. Era el último recuerdo que conservaba antes de despertar en aquel infierno.
Aún aturdida, tratando de acomodar la vista a la penumbra escuchó una voz pronunciando unas palabras que no alcanzó a entender, pero sí que su nombre estaba entre ellas.
Cuando logró observar la escena que tenía ante sí no asimiló hasta pasados unos segundos que pudiese tratarse de algo real; la primera idea que surgió en su mente era la de una horrible pesadilla de la que despertaría tarde o temprano. Pero el olor nauseabundo le pegó de lleno entre los ojos y no pudo evitar vaciar su estómago entre arcadas y lágrimas.
Todo cuanto la rodeaba era un inmenso charco oscuro; frente a ella una persona teñida de rojo, agachada sobre lo que parecía un cuerpo. El lugar era una habitación alargada y con las paredes ennegrecidas, envuelta en penumbra. Como iluminación dos bombillas incandescentes que proyectaban una luz ténue sobre el centro. Junto a la pared derecha se encontraba esa figura inclinada. En la pared de enfrente una mesa de madera grande; sobre ésta, de forma desordenada le pareció apreciar un montón de herramientas. Al fondo sólo se veía oscuridad. Y justo en el centro de la estancia, bajo una de las bombillas había una silla que creyó vacía al principio, pero al fijar la vista comprobó con angustia que le hubiese gustado no haberla mirado jamás.
Antes de abrir los ojos le había parecido escuchar gritos. Los cerró para no seguir viendo la terrible escena y quiso con todas sus fuerzas escapar de la mala pasada que sin duda le estaba jugando su mente.
-Qué bien, me alegro de que hayas despertado justo a tiempo, Alicia.
Sólo había alcanzado a entender su nombre. Ahora podía hacerse una idea mejor.
Quien no volvió a despertar fue Miguel. Mientras ella permanecía aturdida e intentando asimilar dónde estaba, el niño robot se encargaba de estrenar todos sus juguetes con ilusión en su primer conejillo de indias. Su sonrisa era la de un chiquillo divertido.
Alicia se encontraba en una esquina, sobre el suelo, encadenada mediante un grillete en su muñeca, y a una argolla clavada en la pared. Aunque podía, sus piernas carecían de fuerzas para ponerse en pie; todo su cuerpo temblaba de pánico.
Permanecía con los ojos cerrados llorando de incomprensión, ni se había molestado en tratar de reconocer a esa figura. Todo le resultaba surrealista.
Varios minutos después en los que sus sollozos se mezclaban con golpes secos y el chirriar de lo que le pareció una sierra eléctrica, todo cesó.
-Echa un vistazo, Alicia, no te pierdas esto.
Cuando escuchó esa voz que le resultaba familiar vino a su mente la idea de una broma pesada. Una putada por la que alguien lo pagaría caro.
Abrió los ojos y su alma cayó de bruces al cerciorarse de que no lo era. Ante sí se encontraba Samuel, con la cara salpicada de pequeñas manchas rojas, unas gafas de bricolaje en una mano, y en la otra pudo ver lo que su oído ya le había adelantado: una sierra.
Aquel niño del que había perdido la pista hacía varios años; del que todo el mundo se burlaba en el colegio, ahora crecido y bien desarrollado, incluso atractivo, hubiese pensado de no ser por que el miedo le impedía pensar; y una idea aún más horrible que la propia realidad se formó en su asustada conciencia. Había visto muchas películas de terror y noticias que se asemejaban bastante a aquellas. No podía ser.
En la oscuridad de ese lugar se sintió terriblemente sola e indefensa. Los músculos le flojeaban como si estuviese muy cansada, y a cada instante le costaba más respirar. Se iba a morir de miedo, y quizás lo prefería.
-Vamos Alicia, ¿No quieres contemplar lo que hago? Te he traído aquí expresamente para que lo veas.
Ella seguía con los ojos cerrados, temblando.
-Verás, llevo observándote desde hace tiempo. Seguro que tú ni te acuerdas de mí. Voy a hacerte una pregunta: ¿Re... recuerdas mi nombre?
Tras decir esto dibujó en su rostro una mueca de disgusto por el tartamudeo involuntario.
Las palabras se arremolinaban en la cabeza de ella; entendía perfectamente lo que le decían, pero era incapaz de procesarlo. Estaba totalmente bloqueada.
Él seguía ahí, sin pronunciar palabra, mirándola; mientras ella permanecía con la vista hacia el suelo y llorando.
Finalmente apretó los puños y levantó la mirada para dirigirla directamente a los ojos de Sami. Y algo sucedió; inmediatamente él apartó la mirada.
En el interior de Alicia también se produjo un cambio; porque en ese gesto no contempló al monstruo que había imaginado todo el rato, sino a una persona vulnerable que se mostraba incapaz de mirarla directamente.
2. El despertar de un monstruo.
3. La sala de los juguetes.
4. Alicia
Alicia caminaba por la calle absorta en sus pensamientos cuando notó que algo le cubría su boca y nariz. Era el último recuerdo que conservaba antes de despertar en aquel infierno.
Aún aturdida, tratando de acomodar la vista a la penumbra escuchó una voz pronunciando unas palabras que no alcanzó a entender, pero sí que su nombre estaba entre ellas.
Cuando logró observar la escena que tenía ante sí no asimiló hasta pasados unos segundos que pudiese tratarse de algo real; la primera idea que surgió en su mente era la de una horrible pesadilla de la que despertaría tarde o temprano. Pero el olor nauseabundo le pegó de lleno entre los ojos y no pudo evitar vaciar su estómago entre arcadas y lágrimas.
Todo cuanto la rodeaba era un inmenso charco oscuro; frente a ella una persona teñida de rojo, agachada sobre lo que parecía un cuerpo. El lugar era una habitación alargada y con las paredes ennegrecidas, envuelta en penumbra. Como iluminación dos bombillas incandescentes que proyectaban una luz ténue sobre el centro. Junto a la pared derecha se encontraba esa figura inclinada. En la pared de enfrente una mesa de madera grande; sobre ésta, de forma desordenada le pareció apreciar un montón de herramientas. Al fondo sólo se veía oscuridad. Y justo en el centro de la estancia, bajo una de las bombillas había una silla que creyó vacía al principio, pero al fijar la vista comprobó con angustia que le hubiese gustado no haberla mirado jamás.
Antes de abrir los ojos le había parecido escuchar gritos. Los cerró para no seguir viendo la terrible escena y quiso con todas sus fuerzas escapar de la mala pasada que sin duda le estaba jugando su mente.
-Qué bien, me alegro de que hayas despertado justo a tiempo, Alicia.
Sólo había alcanzado a entender su nombre. Ahora podía hacerse una idea mejor.
Quien no volvió a despertar fue Miguel. Mientras ella permanecía aturdida e intentando asimilar dónde estaba, el niño robot se encargaba de estrenar todos sus juguetes con ilusión en su primer conejillo de indias. Su sonrisa era la de un chiquillo divertido.
Alicia se encontraba en una esquina, sobre el suelo, encadenada mediante un grillete en su muñeca, y a una argolla clavada en la pared. Aunque podía, sus piernas carecían de fuerzas para ponerse en pie; todo su cuerpo temblaba de pánico.
Permanecía con los ojos cerrados llorando de incomprensión, ni se había molestado en tratar de reconocer a esa figura. Todo le resultaba surrealista.
Varios minutos después en los que sus sollozos se mezclaban con golpes secos y el chirriar de lo que le pareció una sierra eléctrica, todo cesó.
-Echa un vistazo, Alicia, no te pierdas esto.
Cuando escuchó esa voz que le resultaba familiar vino a su mente la idea de una broma pesada. Una putada por la que alguien lo pagaría caro.
Abrió los ojos y su alma cayó de bruces al cerciorarse de que no lo era. Ante sí se encontraba Samuel, con la cara salpicada de pequeñas manchas rojas, unas gafas de bricolaje en una mano, y en la otra pudo ver lo que su oído ya le había adelantado: una sierra.
Aquel niño del que había perdido la pista hacía varios años; del que todo el mundo se burlaba en el colegio, ahora crecido y bien desarrollado, incluso atractivo, hubiese pensado de no ser por que el miedo le impedía pensar; y una idea aún más horrible que la propia realidad se formó en su asustada conciencia. Había visto muchas películas de terror y noticias que se asemejaban bastante a aquellas. No podía ser.
En la oscuridad de ese lugar se sintió terriblemente sola e indefensa. Los músculos le flojeaban como si estuviese muy cansada, y a cada instante le costaba más respirar. Se iba a morir de miedo, y quizás lo prefería.
-Vamos Alicia, ¿No quieres contemplar lo que hago? Te he traído aquí expresamente para que lo veas.
Ella seguía con los ojos cerrados, temblando.
-Verás, llevo observándote desde hace tiempo. Seguro que tú ni te acuerdas de mí. Voy a hacerte una pregunta: ¿Re... recuerdas mi nombre?
Tras decir esto dibujó en su rostro una mueca de disgusto por el tartamudeo involuntario.
Las palabras se arremolinaban en la cabeza de ella; entendía perfectamente lo que le decían, pero era incapaz de procesarlo. Estaba totalmente bloqueada.
Él seguía ahí, sin pronunciar palabra, mirándola; mientras ella permanecía con la vista hacia el suelo y llorando.
Finalmente apretó los puños y levantó la mirada para dirigirla directamente a los ojos de Sami. Y algo sucedió; inmediatamente él apartó la mirada.
En el interior de Alicia también se produjo un cambio; porque en ese gesto no contempló al monstruo que había imaginado todo el rato, sino a una persona vulnerable que se mostraba incapaz de mirarla directamente.
Comentarios
voy a intentarlo de nuevo...dile q pareeee...jajaja...
besitos desconectados...
La triste realidad es que todos los monstruos, todos los asesinos, los más crueles, los más depravados, son personas y por lo tanto, de algún modo, vulnerables, porque sería más fácil verlos como a demonios, como algo ajeno a la naturaleza humana.
Pobre Alicia.
Besos.
Muy bueno, como siempre.
Y sin embargo, estoy deseando leer más jeje
Un beso.
Me ha encantado, un besote enorme
Un escrito intenso.
En mi momento te espera un premio,
ven a buscarlo cuando gustes.
Un beso grande
besicos
Besos
Me ha encantado.
Muchos besos.
Besos
Me he quedado con las ganas de más,de saber el por qué de esa repentina timidez al mirarla...
Un beso.
Tus besos siempre me ayudan a seguir con los versos.
B(V)E(R)SOS...
Felices sueños Oscar. Besos.
Mis felicidades...pero...
)) que niño más malísimo y que personaje tan brutal, OSCAR.
Enganchas en este terror.
Un biquiño nada, pero nada terrorífico!
que luego no concilio el sueño!!
Roxanne
te gusto?
si, me gusto :D
ya, como era debido y como queria
te agregue a mis refugios
asiq ahora no te pierdo el rastro
Le veo esperanzas a Alicia
él tio esta loco, pero los sentimientos no mienten
es fragil ante la mirada de aquella mujer
:S
Besitossss.
Como siempre es tupendo.
Moitos bicos.
Seguirá Mareaxe.
Si es que vaya conexiones tenemos Rakel, yo estoy por quemar el ordenador... :P
Efectivamente Marcela, hasta el más invulnerable en apariencia, lo es en el fondo.
Pronto otra parte Ana :P
Así tiene más emoción Clarita, de noche y a oscuras jaja.
Muchísimas gracias Lucina por tu premio!!
Es que es normal Belén, quién no conoce a un loco asesino?
Se va enredando Gara, aun faltan más cosas por pasar...
Ya te digo Ana... ni Dios.
Puede ser Reina, veremos qué nos deparan los acontecimientos.
Bueno... puede ser por muchas cosas Marinel. Todo se verá.
A mi me encanta que me digas que soy enamorable Pepa luna. Y los besos con versos te los mando porque me surgen al leerte : )
Los "otros" realmente son más agradables Lobito jaja. Aquí hay cabida para todo :P
No vas a empatizar con el pobre chiquillo Lasosita? Al final ya verás como hasta le tomas cariño.
Puede ser Loca, puede ser, y además no tardará.
Aunque sea oscuro... pero lo tiene Roxanne.
Me alegro María del sur, así nos seguiremos encontrando por estos lares.
Radamanth, ponte al día que la cuenta sigue... : P
Vulnerable? Pero si es un encanto Cris!!
Moitos bicos para tí también Marisa, y moito grandes (se dice así?) jeje.
Hay miradas que asustan... o imponen respeto Despe
Me encanta... y esta vez me has dejado en un sin vivir, que lo sepas, jeje.
Espero la continuación, un besito!
Hazme un favor: dile a Sami que se lea "los miserables", a ver si saca algo en limpio.. jijiji...
Un beso.
he dicho¬¬
Un besazo!
Te cuento que armamos un programa de ayuda social mundial. Y te queríamos pedir que por favor nos ayudes a recaudar fondos. No te pedimos que dones plata de tu bolsillo. Todo lo que te pedimos es que por favor ingreses a nuestro blog, o a alguno de los secundarios que creamos, y que por favor cliquees en ellos a una publicidad, solo una por blog. De esta manera generamos ingresos y esa plata la podemos utilizar para las acciones sociales. Por favor ayúdanos! Entre todos podemos cambiar el mundo!...No te pedimos que dones tu plata, porque sabemos que la gente no confía en estas cosas. Solo te pedimos tu fuerza de voluntad cliqueando en las publicidades y que nos des una oportunidad para que veas que esto sí es real!
En cada blog solo tienes que cliquear una publicidad. En cuanto más blog lo hagas más ayudarás en las acciones sociales!...Si puedes tomarte cinco minutos por día te los agradeceremos para que nos ayudes constantemente. Verás que no es plata que viene a nuestros bolsillos, sino que se reparte por todo el mundo.
MUCHAS GRACIAS!!!
Aquí te dejo nuestro blog:
www.thesocialparticipation.blogspot.com
Y alguno de los secundarios (igual en cada blog tenes el link a los otros):
www.elvideoclipdeldia.blogspot.com
www.thebestofsimpsons.blogspot.com
www.theworldcities.blogspot.com
www.laspublicidadesdelmundo.blogspot.com
www.moviesegments.blogspot.com
POR FAVOR CONTALE A TUS AMIGOS!
Bufff a mi el crio este cada dia me da mas escalofrios!!!!!! que miedo me da!!!! Pero es como adictivo, dan ganas de saber mas y mas...un beso!!!
Se lo diré Elen, a ver qué dice jeje.
Nebulina, luego tienes pesadillas :P
Admin, leído.
Lisboa!! Qué envidia Agua, yo también quiero desconectar! A ver si en un tiempecillo...
Gracias Eli, más cariños.
Un besazo!!!!!