Terapia de choque
La pared en la que escribíamos nuestras vigilias se ha completado; no te culpo, debimos elegir una muralla más larga para plantar nuestro palacio y continuar escribiendo en imaginarias, las noches veladas de cariños y desprecios a partes iguales.
Decir ahora te quiero sería muy fácil, pero me estaría olvidando entonces del lastre que le hemos puesto sobre los hombros a esa expresión; posiblemente la única que podrían gritar al unísono todas las paredes del mundo si pudiesen hablar; una carga demasiado pesada para soportar entre dos. Tal vez por eso quisiste añadir una tercera persona al juego y hacerlo así más emocionante; o más jodido.
Me quema la desazón de tenerte tan cerca pero saberte lejos; a un millón de pensamientos por delante de mi pausado romanticismo; qué le vamos a hacer, soy así. Y sí, ya sé que no tengo remedio, ni lo quiero, porque si de algo estoy orgulloso es de mi entereza y de mis raudos pasos cuando necesito huir, como es el caso.
No sé si te lo habrás planteado, supongo que sí y no te importa; pero lo que ahora pretendes es trastocarme la vida de nuevo; entrar como el huracán que fuiste para hacerme olvidar todo y dedicar hasta el último resto de mí a quererte, a estar contigo sin el más mínimo ápice de interés por cualquier otra cosa distinta de esas cinco letras mil veces pintadas: tú y yo; como ya fue en su día.
No lo tengo claro porque mi mente es un cúmulo de nublos, pero creo que estás siendo un poco egoísta.
Los poemas de amor se marcharon, ya no sirven, son palabras vanas para esta conciencia endurecida por tus avaras manifestaciones de cariño; tengo piel de cocodrilo y lengua de serpiente en forma de bolígrafo con tinta indeleble; así no podrás borrar estos insidiosos pensamientos que te escribo y quizá, algún día te mande. Tendré siempre una prueba irrefutable de que hubo un tiempo en el que no quise tu olor.
Y sin embargo sigo pensando en ti.
Me adoraste, debes admitirlo, demasiado tal vez; por eso gastaste el bote de miel y te empachaste; aunque igual en esto del amor nunca es mucho y aún así acabamos enrobinados al no haber sabido cubrir la superficie de la cadena que nos ataba a distancia; da lo mismo, hubiésemos terminado arrastrándonos con heridas de nuestras frases hirientes y agarrados de la mano para no perdernos.
Reconoce que sorbías de mí con ansia cada minuto, como yo lo hacía de ti; sudabas el cansancio del amor con mucho sexo y nos lo bebíamos para después gemir juntos el inmenso placer de un mar de sábanas arrugadas; y nunca teníamos suficiente.
Si he de serte sincero -total, lo mismo da un poco más- ese huracán del que te he hablado antes fue el viento que me hacía respirar sin ahogarme; sin agujerearme los pulmones con las motas de polvo abrasador que porta ahora el aire con sabor a hiel y azufre presente en todas mis noches de desvelo y palabras vacías, escritas poco a poco en los pequeños espacios que quedan de nuestra pared, en la cual, por cierto, está creciendo hiedra. Aunque todo eso ya lo sabes.
Y escribo, sin ganas eso sí, para no tener que gritar a cada rato tu nombre, no sé si por locura, amor o desprecio.
Los vecinos me odian; y creo que yo a ti también.
Tal vez decirle todo esto a una hoja y ver reflejados en ella los retazos temblorosos de mi miedo sea la terapia que necesita esta raída conciencia para engañarse y creer que todo es agua pasada; pero creo que únicamente sirve para que tu imagen sea aún más perenne.
Y ahora, al dedicarte estos pensamientos mi cabeza me traiciona, se rebela, escarba bajo las más profundas entrañas de mi pozo negro y saca a flote el corto tiempo en que tuve la certidumbre de lo que significaba tenerlo todo. Y en él, cada uno de los momentos grabados a fuego; lacerantemente dulces; dulcemente dolorosos. Miles de ellos, como hormiguitas en fila saliendo de las cavernosas entrañas de la tierra y caminando con un rumbo perfectamente fijado: la imagen que proyectan mis ojos de ti cada vez que los cierro.
Te odio; pero con cariño.
Iré cosiendo los últimos retales de esta carta sin destinatario, que por el momento guardaré con sumo cuidado; supongo que el tiempo dispondrá cuando decida entre quemarla junto al resto de las fotos arrugadas de lágrimas o meterla en un sobre lacrado por un te quiero, y enviártela con la vacía esperanza de que todas las noches embriagadas de ti regresen de los lejanos sueños, esos que a veces me invaden entre pesadilla y pesadilla.
¿Pero por qué miento al papel? De sobra sé que nada más terminar estas líneas me faltará tiempo para ir hasta tu puerta, echarlas por debajo y sentarme en el hueco de la escalera esperando tu llamada.
Aunque me gustaría ser fuerte y seguir odiándote, así al menos mantendría la dignidad a un precio asequible: coraje y dolor compartidos; ocupando un espacio que se me antoja inmenso, pues sólo dolor me desbordaría y únicamente coraje me quemaría.
Demuéstrame que no tengo razón; convénceme de que mi indiferencia es solamente fruto de la rabia que produce tener que arrastrar mi orgullo mutilado por una guerra con un claro perdedor: nosotros. Deja de raspar tus gastados nudillos en la pared del pasillo que recorres cabizbaja y arrepentida; decídete de una vez a plantar cara a la realidad y acércate para que podamos poner punto final a las miradas rencorosas y a los te echo de menos silenciados por la almohada.
Me rindo; has ganado. No puedo soportar más mirarme al espejo y ver el espectro de lo que fui; levantarme todos los días repitiéndome: tengo que olvidarte, pero ya lo haré mañana.
He decidido que prefiero curar las heridas del día a día contigo a no tener ni eso.
Te esperaré.
Y mientras tanto seguiré escribiendo cartas para terminar de desbordar el cajón de ilusiones ficticias.
Decir ahora te quiero sería muy fácil, pero me estaría olvidando entonces del lastre que le hemos puesto sobre los hombros a esa expresión; posiblemente la única que podrían gritar al unísono todas las paredes del mundo si pudiesen hablar; una carga demasiado pesada para soportar entre dos. Tal vez por eso quisiste añadir una tercera persona al juego y hacerlo así más emocionante; o más jodido.
Me quema la desazón de tenerte tan cerca pero saberte lejos; a un millón de pensamientos por delante de mi pausado romanticismo; qué le vamos a hacer, soy así. Y sí, ya sé que no tengo remedio, ni lo quiero, porque si de algo estoy orgulloso es de mi entereza y de mis raudos pasos cuando necesito huir, como es el caso.
No sé si te lo habrás planteado, supongo que sí y no te importa; pero lo que ahora pretendes es trastocarme la vida de nuevo; entrar como el huracán que fuiste para hacerme olvidar todo y dedicar hasta el último resto de mí a quererte, a estar contigo sin el más mínimo ápice de interés por cualquier otra cosa distinta de esas cinco letras mil veces pintadas: tú y yo; como ya fue en su día.
No lo tengo claro porque mi mente es un cúmulo de nublos, pero creo que estás siendo un poco egoísta.
Los poemas de amor se marcharon, ya no sirven, son palabras vanas para esta conciencia endurecida por tus avaras manifestaciones de cariño; tengo piel de cocodrilo y lengua de serpiente en forma de bolígrafo con tinta indeleble; así no podrás borrar estos insidiosos pensamientos que te escribo y quizá, algún día te mande. Tendré siempre una prueba irrefutable de que hubo un tiempo en el que no quise tu olor.
Y sin embargo sigo pensando en ti.
Me adoraste, debes admitirlo, demasiado tal vez; por eso gastaste el bote de miel y te empachaste; aunque igual en esto del amor nunca es mucho y aún así acabamos enrobinados al no haber sabido cubrir la superficie de la cadena que nos ataba a distancia; da lo mismo, hubiésemos terminado arrastrándonos con heridas de nuestras frases hirientes y agarrados de la mano para no perdernos.
Reconoce que sorbías de mí con ansia cada minuto, como yo lo hacía de ti; sudabas el cansancio del amor con mucho sexo y nos lo bebíamos para después gemir juntos el inmenso placer de un mar de sábanas arrugadas; y nunca teníamos suficiente.
Si he de serte sincero -total, lo mismo da un poco más- ese huracán del que te he hablado antes fue el viento que me hacía respirar sin ahogarme; sin agujerearme los pulmones con las motas de polvo abrasador que porta ahora el aire con sabor a hiel y azufre presente en todas mis noches de desvelo y palabras vacías, escritas poco a poco en los pequeños espacios que quedan de nuestra pared, en la cual, por cierto, está creciendo hiedra. Aunque todo eso ya lo sabes.
Y escribo, sin ganas eso sí, para no tener que gritar a cada rato tu nombre, no sé si por locura, amor o desprecio.
Los vecinos me odian; y creo que yo a ti también.
Tal vez decirle todo esto a una hoja y ver reflejados en ella los retazos temblorosos de mi miedo sea la terapia que necesita esta raída conciencia para engañarse y creer que todo es agua pasada; pero creo que únicamente sirve para que tu imagen sea aún más perenne.
Y ahora, al dedicarte estos pensamientos mi cabeza me traiciona, se rebela, escarba bajo las más profundas entrañas de mi pozo negro y saca a flote el corto tiempo en que tuve la certidumbre de lo que significaba tenerlo todo. Y en él, cada uno de los momentos grabados a fuego; lacerantemente dulces; dulcemente dolorosos. Miles de ellos, como hormiguitas en fila saliendo de las cavernosas entrañas de la tierra y caminando con un rumbo perfectamente fijado: la imagen que proyectan mis ojos de ti cada vez que los cierro.
Te odio; pero con cariño.
Iré cosiendo los últimos retales de esta carta sin destinatario, que por el momento guardaré con sumo cuidado; supongo que el tiempo dispondrá cuando decida entre quemarla junto al resto de las fotos arrugadas de lágrimas o meterla en un sobre lacrado por un te quiero, y enviártela con la vacía esperanza de que todas las noches embriagadas de ti regresen de los lejanos sueños, esos que a veces me invaden entre pesadilla y pesadilla.
¿Pero por qué miento al papel? De sobra sé que nada más terminar estas líneas me faltará tiempo para ir hasta tu puerta, echarlas por debajo y sentarme en el hueco de la escalera esperando tu llamada.
Aunque me gustaría ser fuerte y seguir odiándote, así al menos mantendría la dignidad a un precio asequible: coraje y dolor compartidos; ocupando un espacio que se me antoja inmenso, pues sólo dolor me desbordaría y únicamente coraje me quemaría.
Demuéstrame que no tengo razón; convénceme de que mi indiferencia es solamente fruto de la rabia que produce tener que arrastrar mi orgullo mutilado por una guerra con un claro perdedor: nosotros. Deja de raspar tus gastados nudillos en la pared del pasillo que recorres cabizbaja y arrepentida; decídete de una vez a plantar cara a la realidad y acércate para que podamos poner punto final a las miradas rencorosas y a los te echo de menos silenciados por la almohada.
Me rindo; has ganado. No puedo soportar más mirarme al espejo y ver el espectro de lo que fui; levantarme todos los días repitiéndome: tengo que olvidarte, pero ya lo haré mañana.
He decidido que prefiero curar las heridas del día a día contigo a no tener ni eso.
Te esperaré.
Y mientras tanto seguiré escribiendo cartas para terminar de desbordar el cajón de ilusiones ficticias.
Comentarios
Muchos besos.
En el amor manda él, caprichoso y consentido, maneja sentimientos: amas a quien amas quieras o o y si no, no hay nada que hacer.
Muy buen texto. Besos, Óscar
TE DEJO UN BESOOOOO ENORMEEEE¡¡
Besitos.
asi q amigo mio...no te me emparanoyes con ella si no te corresponde q en el mundo ai muxas mujeres...jajjajaaa...
mil besitos encerrrados en una burbujaa...jajaja
saludos!
Tu escrito me ha recordado a mi..., en fin.
Besos
Me quedaré con la frase de tener
la concienciencia endurecida por avaras manifestaciones de cariño.
A veces es necesario endurecerse para poder soportar el dolor de no ser querido.
Me encantó.
Un abrazo.
Me gusto, mucho...se nota sincero
por el vaiven de los sentimientos
Siempre me parecio terriblemente angustioso escribirle a un remitente vacio...
no se, no puedo
tengo q saber que si me voy a desnudar sea para algo...
Yo que el que siente eso, me hago un espacio en su atareada agenda y dejo el sobre...
besitos
En cualquier caso me divertí escribiéndola :P
Ana, la verdad es que recibir eso debe ser todo un orgullo para el ego : )
También te doy la razón Reina, realmente en esto no manda la razón, si no el corazón.
A veces nos olvidamos lo importante que es Mamen.
Es cierto Eterna. Es un tira y afloja, si aflojas todo el rato, mal rollo.
Rosa, cuando se convierte en posesión ya no hay amor, si no obsesión.
Eso mismo Rakel, las obsesiones no llegan a ninguna parte.
La inspiración llega desde cualquier parte Beatriz.
Hace lo que quiere con nosotros Gara.
Hay que endurecerse Marisa, es la única forma de sobrevivir.
Escribir al vacío hace que no tengas mucho que decir, pero siempre hay alguien Maria del sur.
Gracias Esther. Pasión la que viene dada :P
Un besazo!!!
Los que hemos querido alguna vez sabemos que es imposible, porque el amor germina unas extrañas raíces que se clavan en el alma y que son imposibles de matar: se llaman recuerdos.
La única forma de intentar cortarlas es envenenarlas con odio, con malos sentimientos, para que cada vez que nos pinchen, sean esas malas sensaciones las que nos vengan a la mente y así nos sea más sencillo abandonarnos al olvido.
Creo que de ahí viene el dicho de que se ama con la misma intensidad cn la que se odia. Y yo creo que es la única forma de supervivencia.
Lo has plasmado de una forma preciosa. Mis felicitaciones, Óscar.
esto que escribes es maravilloso....
Gracias por tus lindos posts...
que alegria haber encontrado este siito tan maravilloso...
un besito
Ss Darkangel sS
Besicos
El hombre es el único animal que tropieza nosecuantitas veces en la misma piedra. Hostión.
Besazo
Que renunciar sin hacerlo, que deseo de olvidar recordando a cada paso.
Qué amor que ansía no serlo y está sostenido sobre pilares de imágenes grabadas a fuego en el alma y la piel...
Amor puro y desolado cargado de ilusiones por volver a ser lo que fue...
Precioso de verdad.
Besos.
Escribir de esta manera,
cada palabra se siente..
Es una carta de amor que duele, de fin de sentidos, de recuerdos de las pequeñas cosas que más se extrañanan.
Me has hecho emocionar mucho, y no tengo más palabras,
Simplemente puedo decirte que eres un escritor maravilloso.
Un beso
Saludos y hasta la proxima.
Además, me recuerda que debo retirarme a tiempo, antes de que los instintos posesivos empiecen a hacer de las suyas...
Y lo de "te odio con cariño" me ha recordado al "amoricidio" de Rayuela, otra de las mejores historias que he leído.
Besos.
De cualquier modo, es un gran texto. Todo el mundo debería escribir alguna vez una carta de amor, aunque sea agridulce como la tuya.
Un besote. Pero pequeño :P
Yo creo, y es algo que hemos hablado mucho, que no se debe dejar de vivir mientras esperas a otra persona; ni mucho menos debiera pedírtelo nadie.
Menos mal que todo esto es un relato y nada de esto ocurre, que si no… ¿te imaginas qué mundo? :)
Abrazos en las palabras
Un beso.
La verdad es que es original escribir al desamor en un día para los enamorados y es que es un sentimiento que sigue de cerca al amor, que acecha a cada momento a los enamorados, si todo fuese eterno sería aburrido o tal vez perfecto, pero no sería real!
Un beso enormemente enorme
Y no sé si lo haré... pero vayan de todas formas mis felicitaciones.
Cierto, me adhiero a las opiniones de que jamás dejaría a alguien que me escribiese así, OSCAR!
Un saludo!
Hermosa manera de describir a un corazón atribulado.
Te dejo un beso.
Mucho tiempo estuve con ese "sin embargo sigo pensando en ti"... La cama y las noches vacias son el peor enemigo, uno termina no sabiendo la diferencia entre extrañar o no querer estar solo...
Me voy un poco melancólica... Ya pasará...
Yo también he decidido curar así mis heridas... Probablemente no sea el mejor de los modos, pero lo importante es no pararse.
Estoy con lasosita... un texto hermoso..
Besos.
Eso sí, es precioso a su manera :D
Un besito.
“Tengo piel de cocodrilo y lengua de serpiente en forma de bolígrafo con tinta indeleble”
“Y escribo, sin ganas eso sí, para no tener que gritar a cada rato tu nombre. Los vecinos me odian y creo que yo a ti también”
"no te culpo ....decir ahora te quiero sería muy fácil....trastocarme la vida de nuevo....los poemas de amor se marcharon.....tercera persona EN EL juego ................"
genial.....
un besito para ti tambien, eres genial!
Ss Darkangel sS
Cualquiera de las dos opciones es muy dolorosa Ayla, pero se debe tomar una decisión.
No eres la única Sabrina. Gracias, espero que vuelvas.
Belén, la desidia siempre es producto de la monotonía, y al final acaba en desamor.
Nosecuantitas Jezabel, ya hasta se pierde la cuenta jeje.
Gracias por tus palabras Agua, son sentimientos que uno acaba sintiendo tarde o temprano :P
Hasta el dolor y el odio deben ser recordados para tratar de no volver a caer en ellos Marinel.
Gracias Lucina. Las palabras adecuadas pueden doler mucho más que los actos.
Nokenicus, te rayas. Deja ya el copy/paste y escribe un comentario nuevo, que este es el tercero que me dejas igual.
Es un honor que me digas eso Cris. Siempre hay que tratar de retirarse a tiempo :P
Rizosa, depende de qué amor, y de lo que te aporte, pero a veces sí se debe dar las vueltas que hagan falta : )
Un beso (pequeñito :P )
AntWaters, siempre ocurre, y ese suele ser además el que sale perdiendo : /
Efectivamente, esperar es algo que puede pasar a segundo plano, y mientras tanto vivir.
Es verdad que aunque queramos, a veces no se consigue odiar Lorena.
Gracias Clarita, pero los concursos son así :P
Tampoco creo que sea para tanto Lasosita, pero en cualquier caso haces que se me levante el ánimo y se me alegre el día. Muchas gracias.
Siempre sirve de ayuda y desahogo Lys, yo lo hago muy a menudo :P
Realmente no domino a la perfección ningún tema Yurena, pero trato de hacerlo lo mejor que sé. Estos relatos emocionales a veces sirven como terapia como su propio nombre indica, y surgen solos.
Nunca se deja realmente de pensar en alguien Roxanne, es la condición humana.
Cuando leí la entrada de tu blog me acordé de esta carta Elen, es curioso que hayamos coincidido en expresar sentimientos similares : )
Odiar es un sentimiento tan válido como amar Estela, pero hay que ser muy cuidadoso con la intensidad de tu odio.
Esas dos frases me gustan bastante Marta, pero especialmente me gusta la última del relato.
Menda, bienvenida al club :P yo me identifiqué por un tiempo, aunque no en todo, pero en parte sí.
De nada Sabrina, para eso estamos :P
Un fuerte abrazo a tod@s y gracias.
Besitos
Un beso, cielo.
Natacha.
Millones de besos de los que tu sabes!
me emociona cada párrafo, y como tu dices perdóname por ser así...
madre mía....me alegro de ser solo palabras escritas, y aunque no es mi caso tu carta, es impresionante...
no se ni lo que escribo...
mi admiración...
ALMA
Gracias Isabela, es un placer que me leas.
Somos capaces de lo que sea por eso Natacha, aunque nos pisen como dices.
Bueno, al menos participé Sabryna, y me lo pasé bien.
Gracias Alma, y sí, menos mal que solo son palabras...
Un beso