Yo lo tuve todo aquí ; en la palma de mi mano ; todo ... El hombre de la chaqueta beige caminaba con la cabeza levantada, mirando con gesto inexpresivo a los ojos de la gente. De vez en cuando se detenía para observar a su alrededor, farfullando algo para sí, como queriendo transmitir al mundo sus pensamientos sin más micrófono que las notas de su voz queda entre el alboroto del gentío. La piel reseca por el roce inclemente de la intemperie se había transformado en un pergamino donde estaban dibujados todos los años del mundo, y muchas historias para contar, pero nadie dispuesto a escucharlas. Sus brillantes pupilas eran el espejo donde se reflejaban todas las miradas ajenas, guardando la expresión de cada leve sentimiento transmitido al observar su rostro envejecido; penas, risas, simpatías, burlas e indiferencia. Lo había tenido todo en la palma de su mano; pero un todo relativo. Repetía cada cierto tiempo la frase, queriendo recalcar que un día fue dueño de todo lo qu...