Llorar el pasado
La vida se le escapaba entre imágenes traslúcidas cada vez que dirigía una mirada humedecida a través de la ventana. Oteando la tierra que siempre fue suya mientras se daba cuenta de que en realidad nunca le había pertenecido.
El caserón envejecido daba cuenta a su vez de los años pasados, cuarteadas las paredes como su piel, la de un viejo decrépito, ponzoñoso, y ahora tardíamente entristecido por el testamento que le dictaba su raída conciencia: Morirás igual que viviste; sólo y lleno de odio. Odio arraigado en prejuicios y costumbres nocivas; sembrado y regado día tras día, haciéndolo crecer y echar raíces demasiado profundas.
Una vez acabado con todo, sólo le quedaba esa ventana y un atisbo de arrepentimiento.
Las iras de la intolerancia marcaron sus pasos en el día a día de una existencia que él mismo hacía insoportable para cuanto le rodeaba. El dinero y la codicia son los peores enemigos de la felicidad; y quedó patente por cada puñalada que le propinó en pos de defender lo que su avaricia estimaba como más importante; antes incluso que el cariño por unos hijos que tuvieron que huír, una esposa que murió por desidia y en soledad, y unos criados leales, pero que escupían cada centímetro que él pisaba.
Nada de eso parecía importar mientras le quedase vida para poder mirar con altivez su imperio, forjado con la sangre de su estirpe.
La vida cobra pasaje a todo el mundo; y ahí estaba él, calculando cuánto le había costado el suyo mientras lloraba frente a la ventana, con el ligero temblor de la soledad, y la muerte tras de sí, mirando por encima de su hombro.
-¿Listo?
-No me queda nada en que agarrarme a este mundo. Y me doy cuenta tarde.
-Tranquilo viejo, no eres el primero, ni serás el último.
-¿Por qué somos tan cobardes de no mostrar nuestras debilidades? Creí que siempre tendría tiempo para decirles que les quería.
-El tiempo es una ramera que te deja tirado sin avisar. Algunos errores se pagan, y otros se lloran. ¿Listo?
-Listo.
El caserón envejecido daba cuenta a su vez de los años pasados, cuarteadas las paredes como su piel, la de un viejo decrépito, ponzoñoso, y ahora tardíamente entristecido por el testamento que le dictaba su raída conciencia: Morirás igual que viviste; sólo y lleno de odio. Odio arraigado en prejuicios y costumbres nocivas; sembrado y regado día tras día, haciéndolo crecer y echar raíces demasiado profundas.
Una vez acabado con todo, sólo le quedaba esa ventana y un atisbo de arrepentimiento.
Las iras de la intolerancia marcaron sus pasos en el día a día de una existencia que él mismo hacía insoportable para cuanto le rodeaba. El dinero y la codicia son los peores enemigos de la felicidad; y quedó patente por cada puñalada que le propinó en pos de defender lo que su avaricia estimaba como más importante; antes incluso que el cariño por unos hijos que tuvieron que huír, una esposa que murió por desidia y en soledad, y unos criados leales, pero que escupían cada centímetro que él pisaba.
Nada de eso parecía importar mientras le quedase vida para poder mirar con altivez su imperio, forjado con la sangre de su estirpe.
La vida cobra pasaje a todo el mundo; y ahí estaba él, calculando cuánto le había costado el suyo mientras lloraba frente a la ventana, con el ligero temblor de la soledad, y la muerte tras de sí, mirando por encima de su hombro.
-¿Listo?
-No me queda nada en que agarrarme a este mundo. Y me doy cuenta tarde.
-Tranquilo viejo, no eres el primero, ni serás el último.
-¿Por qué somos tan cobardes de no mostrar nuestras debilidades? Creí que siempre tendría tiempo para decirles que les quería.
-El tiempo es una ramera que te deja tirado sin avisar. Algunos errores se pagan, y otros se lloran. ¿Listo?
-Listo.
Comentarios
Al menos, aunque tarde, se dio cuenta, que ya es más de lo que hacen muchos...
Besos!
Que triste muerte, que triste fundamentar tu vida en valores tan necios como el odio y reproches que luego pasan factura y al final de los días encontrarte solo!!
ESpero que las palabras de la muerte las volvamos falsas afirmaciones y comencemos a no dejar de decir lo que sentimos a todo el que nos rodea, quizás mañana sea demasiado tarde...
Un besote enorme cielo, espero que estés bien y pasando un feliz veranito!!cuidate muuuuchoooooo
Qué verdad tan grande y dura. Me ha gustado mucho tu texto.
Un beso.
Gran relato, Oscar!
Saludos!!
Por acá visita mi blog si un dia estás aburrido. No sé si te defraude o te aburre mas pero quizá quizá ¡quizá alguien me lea ciudadano!
Saludos
Ciudadana Angel
Yo los he cometido y estoy en proceso de arreglarlo ;)
Besicos
emponzoña los corazones.
La pena es que se dan cuenta
dmasiado tarde, cuando ya
todo está envenenado.
Ojalá que el pasado no
haga llorar a las
gentes el futuro.
Biquiños
Buen texto.
Un beso, Óscar.
Me gustó mucho tu texto, aunque sea...ácido.
Un besote, morenazo.
Un saludo!
Pero cada una de sus letras lleva impresa una verdad casi empírica.
Siempre estimamos que el tiempo va a ser suficiente... Y que tristes nos sentimos cuando nos damos cuenta de que no nos hemos despedido como deberíamos de quien tanto hemos amado!
Un beso enorme!
Consigue que sea la historia más ruinosa y..., ¡te vas de crucero por Grecia!
No dudes en subir tu texto a esta web, ¡y mucha suerte!
extrañaba tus historias
SALUDITOS!