Horizonte ambarino
1. El nacimiento del niño robot.
2. El despertar de un monstruo.
3. La sala de los juguetes.
4. Alicia.
5. Muñeca.
6. Jugar a ser Dios.
7. Horizonte ambarino.
2. El despertar de un monstruo.
3. La sala de los juguetes.
4. Alicia.
5. Muñeca.
6. Jugar a ser Dios.
7. Horizonte ambarino.
-Alicia, piensa en todo lo que he pasado; piensa si merezco vivir, y reflexiona sobre qué prefieres en tu conciencia: mi muerte, en cuyo caso te pondrás a mi altura y serás una asesina, o las que vendrán si decides huir sin matarme.
No podía creer que en sólo unos segundos se hubiese visto envuelta en esa tesitura.
Minutos antes había sentido la caricia de la muerte y ahora era ella quien tenía potestad para decidir en ese sentido.
Durante su estancia en el infierno creado por el niño robot había presenciado tanto horror como para no volver a dormir en su vida. Jamás podría olvidar que había experimentado esa famosa frase acerca de que la realidad, a veces supera la ficción.
Inmersa en el sofocante hedor de aquella oscura habitación sin ventanas, pintada de la sangre extraída mediante crueles dentadas de sierra a todas las personas que habían visto y sentido el espanto de su propia ejecución; ahora desmembradas, cuyas partes no quería imaginar dónde estarían, tenía que pensar rápidamente una salida para la oportunidad que le estaba dando Sami; intuyendo, pero sin comprender realmente la razón.
A unos metros de Alicia, que permanecía arrodillada con la llave en la mano, se encontraba él, totalmente inmóvil, aparentemente dispuesto para asumir las consecuencias de su ofrecimiento. Detrás de éste, entre penumbra, se veía lo que parecían unas escaleras hacia la oscuridad. ¿Significaba eso que para llegar a la salida tenía que pasar por encima de Sami?
A mitad de camino entre ambos estaba la mugrienta mesa, un poco hacia la izquierda, con un puñado de herramientas dispuestas de forma desordenada, manchadas todas.
Y sobre éstos, un foco atestiguaba con su luz la novelesca escena de desconcierto.
Entre temblores acertó a introducir la llave en el candado que cerraba el improvisado grillete, liberándose de su atadura, mientras Sami permanecía sin moverse. Se puso en pie mirando a éste a los ojos con cautela y, muy lentamente comenzó a caminar en su dirección. No hizo giro alguno; apretó los puños tensando todos los músculos de su cuerpo, y pudo percibir el olor de su sudor mezclado con la sangre de la que estaba salpicado cuando pasó junto a él. En ese instante el tiempo corrió mucho más lento y sus latidos se aceleraron hasta desbocarse a la vez que una sacudida la recorría por completo cuando sus brazos rozaron al cruzarse.
Caminó en dirección a las escaleras, comenzando una lenta ascensión y sintiendo el intenso temblor en ambas piernas, escalón tras escalón, para llegar a un pasillo oscuro en cuyo fondo podía ver la tenue, pero esperanzadora luz.
No miró atrás; su interior rezaba por que Sami permaneciese en el mismo lugar y contaba cada paso que la separaba de aquella luz, a la que se dirigió con marcha rauda; sintiendo alivio y liberación conforme avanzaba poniendo más distancia entre ella y la muerte, que ahora quedaba atrás inexplicablemente.
En la casi total oscuridad del pasillo sólo le quedaba palpar lo que parecía una puerta en busca de la manilla, preparada para correr y desaparecer de aquel lugar; lo único en lo que tenía ocupada su mente: huir.
La giró con prisa al encontrarla; abrió de un fuerte tirón y volvió a sentir su vida caer en un profundo foso cuando se percató de que tras ésta se veía un amplio horizonte de campo y matorral en tonalidades ambarinas, bañadas por la luz del ocaso; pero su libertad quedaba oculta tras los barrotes que aún cerraban su paso. Y entonces lo volvió a escuchar a su espalda:
-Nada cambia. Eres la quinta persona que pierde la oportunidad. Tan sencillo; pero tan inocentes todos.
La llave que abre esa reja está en mi bolsillo.
¿Cómo se te ocurre dejar a un asesino libre para salvar tu puta conciencia?
Lógicamente no me hubiese dejado matar; no soy tan estúpido. Pero al menos tuviste tu oportunidad de defenderte en igualdad de condiciones.
Me das el mismo asco que los demás; pero como ya te dije, para tí tengo reservado algo distinto.
No podía creer que en sólo unos segundos se hubiese visto envuelta en esa tesitura.
Minutos antes había sentido la caricia de la muerte y ahora era ella quien tenía potestad para decidir en ese sentido.
Durante su estancia en el infierno creado por el niño robot había presenciado tanto horror como para no volver a dormir en su vida. Jamás podría olvidar que había experimentado esa famosa frase acerca de que la realidad, a veces supera la ficción.
Inmersa en el sofocante hedor de aquella oscura habitación sin ventanas, pintada de la sangre extraída mediante crueles dentadas de sierra a todas las personas que habían visto y sentido el espanto de su propia ejecución; ahora desmembradas, cuyas partes no quería imaginar dónde estarían, tenía que pensar rápidamente una salida para la oportunidad que le estaba dando Sami; intuyendo, pero sin comprender realmente la razón.
A unos metros de Alicia, que permanecía arrodillada con la llave en la mano, se encontraba él, totalmente inmóvil, aparentemente dispuesto para asumir las consecuencias de su ofrecimiento. Detrás de éste, entre penumbra, se veía lo que parecían unas escaleras hacia la oscuridad. ¿Significaba eso que para llegar a la salida tenía que pasar por encima de Sami?
A mitad de camino entre ambos estaba la mugrienta mesa, un poco hacia la izquierda, con un puñado de herramientas dispuestas de forma desordenada, manchadas todas.
Y sobre éstos, un foco atestiguaba con su luz la novelesca escena de desconcierto.
Entre temblores acertó a introducir la llave en el candado que cerraba el improvisado grillete, liberándose de su atadura, mientras Sami permanecía sin moverse. Se puso en pie mirando a éste a los ojos con cautela y, muy lentamente comenzó a caminar en su dirección. No hizo giro alguno; apretó los puños tensando todos los músculos de su cuerpo, y pudo percibir el olor de su sudor mezclado con la sangre de la que estaba salpicado cuando pasó junto a él. En ese instante el tiempo corrió mucho más lento y sus latidos se aceleraron hasta desbocarse a la vez que una sacudida la recorría por completo cuando sus brazos rozaron al cruzarse.
Caminó en dirección a las escaleras, comenzando una lenta ascensión y sintiendo el intenso temblor en ambas piernas, escalón tras escalón, para llegar a un pasillo oscuro en cuyo fondo podía ver la tenue, pero esperanzadora luz.
No miró atrás; su interior rezaba por que Sami permaneciese en el mismo lugar y contaba cada paso que la separaba de aquella luz, a la que se dirigió con marcha rauda; sintiendo alivio y liberación conforme avanzaba poniendo más distancia entre ella y la muerte, que ahora quedaba atrás inexplicablemente.
En la casi total oscuridad del pasillo sólo le quedaba palpar lo que parecía una puerta en busca de la manilla, preparada para correr y desaparecer de aquel lugar; lo único en lo que tenía ocupada su mente: huir.
La giró con prisa al encontrarla; abrió de un fuerte tirón y volvió a sentir su vida caer en un profundo foso cuando se percató de que tras ésta se veía un amplio horizonte de campo y matorral en tonalidades ambarinas, bañadas por la luz del ocaso; pero su libertad quedaba oculta tras los barrotes que aún cerraban su paso. Y entonces lo volvió a escuchar a su espalda:
-Nada cambia. Eres la quinta persona que pierde la oportunidad. Tan sencillo; pero tan inocentes todos.
La llave que abre esa reja está en mi bolsillo.
¿Cómo se te ocurre dejar a un asesino libre para salvar tu puta conciencia?
Lógicamente no me hubiese dejado matar; no soy tan estúpido. Pero al menos tuviste tu oportunidad de defenderte en igualdad de condiciones.
Me das el mismo asco que los demás; pero como ya te dije, para tí tengo reservado algo distinto.
La miró pensando que estaba más bonita que nunca.
Hacía tiempo que había decidido un destino especial para Alicia; exclusivamente para ella. Y allí estaba, con piel suave y ojos vidriosos; brillantes.
Esta vez no hizo uso de la sierra o el hacha; se trataba de un trabajo mucho más delicado; era darle forma angelical a un desgastado ángel.
Había forcejeado, pero finalmente se dio por vencida ante su inevitable sino; deseando en última instancia que todo terminase cuanto antes; preguntándose por qué y, lamentando no haber tomado otra decisión cuando tuvo oportunidad.
Todo se apagó de una manera fulminante, pero sin dolor. Cerró los ojos como cuando vence el sueño; contempló el último resquicio de luz y se sumió en la penumbra, de la que no despertaría.
Sami acarició a Alicia, su muñeca; la besó en la endurecida pero suave mejilla mientras una lágrima se desprendía al parpadear, consciente de que aún embalsamada, no sería eterna; y quiso permanecer contemplándola; decidido a mantener su belleza intacta mientras los rigores del tiempo se lo permitiesen.
Hacía tiempo que había decidido un destino especial para Alicia; exclusivamente para ella. Y allí estaba, con piel suave y ojos vidriosos; brillantes.
Esta vez no hizo uso de la sierra o el hacha; se trataba de un trabajo mucho más delicado; era darle forma angelical a un desgastado ángel.
Había forcejeado, pero finalmente se dio por vencida ante su inevitable sino; deseando en última instancia que todo terminase cuanto antes; preguntándose por qué y, lamentando no haber tomado otra decisión cuando tuvo oportunidad.
Todo se apagó de una manera fulminante, pero sin dolor. Cerró los ojos como cuando vence el sueño; contempló el último resquicio de luz y se sumió en la penumbra, de la que no despertaría.
Sami acarició a Alicia, su muñeca; la besó en la endurecida pero suave mejilla mientras una lágrima se desprendía al parpadear, consciente de que aún embalsamada, no sería eterna; y quiso permanecer contemplándola; decidido a mantener su belleza intacta mientras los rigores del tiempo se lo permitiesen.
Comentarios
Este Sami es completamente diabólico. ¿Hasta cuando continuará llegando ese lugar de sangre?
un besito para tí.
tengo 23 años soy una chava muy, ma muy liberal, busco
amigos y otras cosas mas, para contactarme visiten mi blog y veran
fotos mias, quien soy etc. etc. mi blog es
www.paulinapasos.blogspot.com
espero hacer muchos, ma muchos amigos jejeje.
bye
Besicos
Estoy sensible.... :S
Besitos!
Besos.
Impecable.
Un beso.
No dejar de leer es inevitable, por mucho que sienta un vacío en el estómago y angustia en el alma!
Gracias y felicidades por tu forma de imaginar, retorcida y genial!
Un abrazo.
Cuando pensaba que tenía algo de corazoncito, alaaa!!!otra muertecita al canto!!!Si es que voy a tener que hacerme con el fantasmita luminoso de mi niña para poder dormir!!jeje
Como me ha gustado, que intriga hasta el final!!!lo dicho, eres un genio!!
Un besote enormemente enorme y feliz finde que está al llegar
muy bueno!
te sigo Man :)
un saludo!